Adicción al rubor

El auge de los tutoriales de maquillaje en TikTok dispara las ventas del colorete.

MODA Y CUIDADO PERSONAL

Yeidalis N. Casanova

5/12/20251 min leer

Ni la máscara de pestañas ni el corrector ocupan actualmente el centro de la atención en el ámbito de la cosmética: el rubor, en todas sus variantes y texturas, se consolida como la tendencia dominante en la industria de la belleza. Enrojecerse, hoy más que nunca, está en boga. Aquello que en el pasado generaba incomodidad en personas tímidas —la visibilidad involuntaria de sus emociones a través del color de las mejillas— se ha transformado en un rasgo estético deseado, por el cual muchas personas están dispuestas a invertir.

El portal especializado Byrdie señalaba a comienzos de 2024 que la denominada tendencia blush blindness —literalmente, “ceguera del rubor”— es la única que ha perdurado con fuerza en 2025. Este término hace referencia al uso excesivo de colorete, a tal punto que el usuario pierde la noción de cuánto producto ha aplicado. Este tipo de "ceguera por habituación" no es exclusivo del rubor: también se manifiesta cuando dejamos de percibir el aroma de un perfume tras un uso prolongado, o cuando sentimos que ciertos productos capilares o cremas han perdido eficacia con el tiempo.

El empleo del rubor no es una práctica contemporánea. Civilizaciones antiguas como Egipto y Grecia ya lo utilizaban para aportar vitalidad al rostro y acentuar el contraste con la palidez de la piel. En definitiva, el efecto que hoy buscamos mediante cosméticos reproduce un fenómeno biológico complejo: el enrojecimiento natural de las mejillas, una respuesta automática e involuntaria ante determinadas emociones o situaciones sociales.